Reflections on the face of the person with mental illness: an american perspective
Reflexiones sobre la cara de la persona enferma mental: una perspectiva estadounidense
Horiz. enferm; 27 (1), 2016
Publication year: 2016
One in five adults and children in the United States experience some form of mental illness. Although there have been amazing developments in science, improved education of a cadre of mental health professionals, enhanced drug therapy, more public funding, and innovative trauma informed care, significant mental health disparities persist. Enduring myths about mental illness, separate but unequal physical and mental health delivery systems, lack of mental health parity in benefits, payments and access to health insurance, inadequate and un-coordinated community-based services, and an established mode of health delivery that values profit margins and rewards high technology medicine contribute to the burden of the person with mental illness. Poor individuals and families, members of minority groups, children in foster care, and persons who experience or witness violence are most at risk for mental disorders. These groups are untreated and lack access to the Social Determinants of Health. The great promise of the Community Mental Health Act of 1963 remains unfulfilled. Will the Affordable Care Act of 2010 and Medicaid expansion enable persons with mental disorders to obtain health insurance and find community-based delivery systems to help them cope with their treatable chronic disease? Good will is not enough. Social justice is an action theory. It invites us to stand in solidarity with the mentally oppressed and share their burdens. We are invited us to look into the faces of persons with mental illness with respect.
Uno de cada cinco adultos y niños en los Estados Unidos sufre algún tipo de enfermedad mental. Aunque se han producido avances asombrosos en la ciencia con la mejora de la educación de un grupo de profesionales de la salud mental, terapia de drogas mejorada, más fondos públicos y de atención de trauma innovadora, las disparidades significativas de salud mental persisten. Los mitos perdurables sobre las enfermedades mentales, los sistemas de salud física y mental separados pero desiguales, falta de paridad de salud mental en los beneficios, pagos y el acceso al seguro de salud, los servicios inadecuados y poco coordinados basados en la comunidad, y una vía reconocida de prestación de salud que los valores márgenes de beneficios y recompensas médicas de alta tecnología contribuyen a la carga de la persona con enfermedad mental. Los individuos y las familias pobres, los miembros de los grupos minoritarios, los niños en hogares y las personas que experimentan la violencia o testigo de ella están en riesgo de trastornos mentales. Estos grupos son tratados y no tienen acceso a los Determinantes Sociales de la Salud. La gran promesa de la Ley de Salud Mental de la Comunidad de 1963 no se ha cumplido. ¿La Ley de Asistencia Asequible de 2010 y la expansión de Medicaid de las personas con trastornos mentales para obtener un seguro de salud hacer frente a su enfermedad crónica tratable? La buena voluntad no es suficiente. La justicia social es una teoría de la acción. Nos invita a ser solidarios con los oprimidos mentales y compartir sus cargas. Los invitamos a mirar con respeto la cara de las personas con enfermedad mental.