Alternancia Escolar: un reto para garantizar la salud y la vida de la comunidad educativa

rev. cuid. (Bucaramanga. 2010); 12 (2), 2021
Publication year: 2021

La inesperada llegada de la pandemia, enfrentó a todo el mundo a cambios drásticos en la forma de vida que se disfrutaba en épocas de normalidad, obligando a la población a diferentes tipos de confinamientos. Estos trajeron consigo el cierre de casi todos los sectores y en consecuencia la interrupción de muchos servicios esenciales, como las intervenciones en el sector educativo. Muchas de estas intervenciones estaban dirigidas, además de a la educación misma, a brindar protección a los escolares, detectar condiciones de riesgo de violencia intrafamiliar, maltrato y trabajo infantil, suministrar raciones alimenticias, vigilar el cumplimiento del esquema de vacunación y a evitar la deserción escolar, entre otras. Aunque los escolares no son el grupo más afectado por COVID-19, un reciente estudio de UNICEF realizado en 87 países revela que, en noviembre de 2020, los niños y los adolescentes representaron el 11% del total de infecciones1, mientras que, en Colombia, la proporción de casos pediátricos (menores de 18 años) se estima entre 7-8% y representan el 0.025% del total de fallecimientos2. Aunque se ha reportado que el riesgo de infección en escolares es menor que el del personal docente y administrativo en instituciones de educación, esta discrepancia pudiera estar sobreestimada debido a una menor probabilidad de detección considerando el curso predominantemente asintomático de la infección en niños. Sin embargo, COVID-19 puede ser una enfermedad severa en los menores, contribuyendo no solo al número de ingresos a unidades de cuidados intensivo sino al de casos fatales3. En términos de la transmisión, un estudio conducido en población infantil evidenció que esta ocurre con mayor frecuencia en el entorno familiar, relacionándose directamente con el estadio de enfermedad del caso índice: comparados con casos asintomáticos aquellos en etapa pre sintomática fueron responsables del doble de casos secundarios (1/3 versus 1/6)4. Esto indica que los niños infectados constituyen una fuente importante de contagio para sus pares, con evidencia de mayor transmisión en el nivel de secundaria comparado con el de primaria5, así como para los miembros del personal docente y administrativo de sus escuelas. Estos últimos, a su vez generarían nuevos casos de infección en la comunidad estudiantil y dada cuenta de su mayor movilidad, también en la población general6. La importancia que la socialización tiene en los procesos de enseñanza-aprendizaje y en el desarrollo psicológico de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes es ampliamente reconocida. Además, es conocido el impacto beneficioso que tienen las actividades educativas en la salud física y mental y en general, en la probabilidad que nuestros niños alcancen todo su potencial y tengan una vida plena. En esta dirección, y ajustándose a la coyuntura, el sector educativo ha tenido que instaurar nuevas estrategias, pasando a la modalidad virtual (asistida por las tecnologías de la información y las comunicaciones – TICs) y a diferentes modelos de alternancia escolar. La alternancia se ofrece en diferentes modalidades como la híbrida, en la que es posible que un grupo de estudiantes reciban de manera presencial la clase y el resto lo hagan de manera virtual en forma sincrónica, con opciones de participación en ambos espacios. Otra estrategia es el desarrollo de la clase presencial y de manera asincrónica el desarrollo de actividades virtuales en casa, es decir, con grupos de estudiantes que tendrán asistencia a la institución y trabajo virtual o so-lamente asistencia a la institución. Las instituciones que no acojan la alternancia continuarán con su oferta pedagógica en la modalidad virtual. Cualquiera de los modelos de alternancia que las instituciones adopten trae consigo la presencialidad y, por lo tanto, la necesidad de realizar acciones para la disminución del riesgo, la identificación de casos (sintomáticos y asintomáticos) y sus contactos y el seguimiento y aislamiento, cuando ello se requiera. Nadie niega la importancia del regreso a la escuela, pero ésta debe hacerse en condiciones seguras que garanticen la protección de la salud y la vida de escolares, maestros, personal administrativo y de apoyo y de sus familias. Para lograr este objetivo se requiere adherencia y adaptación en cada institución educativa de los protocolos de bioseguridad emanados de los ministerios de educación y salud. Además, se requiere tener en cuenta la situación epidemiológica actual del municipio o área metropolitana y de la evolución de la epidemia en la población local y la comunidad educativa institucional. Esto último, el conocimiento cabal de la situación epidemiológica local e institucional es crucial para poder decidir responsablemente cuando se abre o se cierra una institución educativa, a fin de preservar la salud, el bienestar y la vida de sus integrantes. En particular, al momento de tomar estas decisiones, es esencial tener en cuenta los siguientes aspectos: La situación de la transmisión y la velocidad de contagio del SARS-CoV-2 en la localidad y cómo esto afectará el entorno educativo. El nivel de capacidad de los servicios de salud y especialmente las EPS para detectar y aislar casos sintomáticos y asintomáticos; detectar brotes o conglomerados de casos; identificar y seguir contactos de los casos; y establecer cercos epidemiológicos para detener la transmisión de la enfermedad dentro de la institución educativa. En qué medida la infección y enfermedad en familiares de los estudiantes, profesores y otro personal de la institución, constituye un factor de riesgo para los niños y viceversa. Dada la dinámica de la transmisión, los protocolos de bioseguridad por sí mismos, no garantizan la reducción del riesgo, si no se acompañan del cumplimiento estricto de los mismos, del acondicionamiento de las instituciones educativas para garantizar ambientes seguros, y de un análisis técnico, permanente y veraz de las condiciones de la pandemia en la localidad. Garantizar la ventilación adecuada y los recambios de aire, de los diferentes espacios de las instituciones educativas especialmente en las áreas cerradas, es un factor de especial importancia para disminuir la transmisión del virus. Por lo tanto, este aspecto es un asunto clave en la adecuación de las instituciones educativas. La decisión de abrir una institución de educación, debe estar precedida de un trabajo conjunto entre los escolares, los padres, los maestros, el personal directivo, y el personal de salud, con el fin de fijar los lineamientos básicos de las decisiones y acciones tanto en los asuntos de salud, como de protección de los escolares y del personal y sus familias, la coordinación con las entidades de salud y la anticipación de la mayoría de las situaciones que puedan derivarse de los procesos de apertura. La institución educativa debe definir, con el apoyo del sector salud, los indicadores que les permitan decidir en qué momento la institución debe cerrarse, bien sea de manera parcial o total, dada la existencia de casos en una burbuja (grupos estables de convivencia) o en varias burbujas. Además de los aspectos relacionados con minimizar el riesgo y disminuir la transmisión, en el proceso de apertura deben contemplarse otros aspectos tales como: garantizar el acceso a la educación a distancia a todos los escolares de las poblaciones distantes o rurales, marginadas, de escasos recursos, con discapacidad y cuyos familiares pertenecen a grupos de alto riesgo. Garantizar mecanismos pedagógicos que les permitan a los escolares, superar la brecha en que pudieron haber caído, por las dificultades de acceso a la educación virtual. Proveer la asistencia en salud y nutrición a los escolares, así como la atención a las niñas y adolescentes para la prevención del embarazo, el acoso y el abuso sexual. Ante la situación tan cambiante de la pandemia, es necesario tomar las decisiones de la apertura de las instituciones, en medio de gran incertidumbre. Son muchos los retos que el sector educativo tiene que superar. Pero en la planeación y toma de decisiones, como bien lo enuncia la UNICEF, "la respuesta debe servir de catalizador para mejorar los resultados del aprendizaje, hacer más equitativo el acceso a la enseñanza y fortalecer la protección, la salud y la seguridad de los niños"1. En consecuencia, si bien es prioritario el regreso a la presencialidad especialmente en los niveles de educación básica, deberán primar el principio de la protección y bienestar de los niños y los principios éticos, por encima de cualquier interés político o económico, del ejercicio de autoridad, o de una falsa sensación de seguridad.

Conflicto de intereses:

Los autores declaran no tener conflicto de intereses.
The unexpected arrival of the pandemic brought everyone to face drastic changes in the way people used to live in normal times, forcing them to experience different types of home confinement. These resulted in the closure of almost all sectors and, consequently, the disruption of many essential services, such as educational interventions. Many of these interventions were aimed, apart from education itself, at providing protection to schoolchildren, detecting risk conditions of domestic violence, child abuse and child labor, providing school meals, monitoring compliance with immunization programs and preventing school dropout, among others.Although schoolchildren are not the group most affected by COVID-19, a recent UNICEF study conducted in 87 countries found that in November 2020, children and adolescents accounted for 11% of reported COVID-19 infections1, while in Colombia the number of pediatric COVID-19 cases (patients aged < 18 years) is estimated at 7-8% representing 0.025% of deaths2.While the risk of infection in schoolchildren has been reported to be lower than that of teaching and administrative staff in schools, this difference may be overestimated due to a lower probability of detection considering the predominantly asymptomatic course of infection in children. However, COVID-19 can be a severe disease in young people, contributing not only to the number of admissions to intensive care units but also to the number of deaths3.As for COVID-19 transmission, a study conducted with children showed that it occurs more frequently in the home environment, which is directly related to the stage of disease of the index case (that is, compared to asymptomatic cases, those in the pre- 2Revista Cuidarte mayo - agosto 2021;12(2): e2244http://dx.doi.org/10.15649/cuidarte.2244symptomatic stage were responsible for twice as many secondary cases as index case (1/3 versus 1/6)4. This means that infected children are an important source of infection for their peers, suggesting greater transmission rates in high school compared to elementary school5, as well as in teachers and school administrative staff. The latter would in turn lead to new cases of infection in the school community and, given their greater mobility, also in the general population6.The importance of socialization in teaching-learning processes and the psychological development of children, adolescents and young people is widely recognized. Furthermore, the positive impacts that educational activities have on physical and mental health and more generally, the chances that our children will reach their full potential and have a fulfilling life are well-known. In this regard, and in response to the current situation, the education sector needed to implement new strategies, switching to online education (assisted by information and communications technology (ICT)) and different models of educational alternation.Educational alternation can be offered in different modes such as hybrid learning, in which a group of students has in-person classes and the rest of the group receive online instruction in a synchronous way, providing options for participation in both spaces. Another strategy combines in-person instruction and asynchronous online activities at home, i.e., a group of students will have in-person and remote instruction and another one will only have in-person instruction. Schools that do not implement any educational alternation model will continue with their educational online offer. Every alternation model implemented by schools entails face-to-face instruction and, therefore, the need to take actions for risk reduction, identification of symptomatic and asymptomatic cases, contact tracing, subsequent follow up and self-isolation, when required.No one denies the importance of returning to school. However, this should be safely done to protect the health and life of students, teachers, school administrative and support staff and their families. To this end, each school is required to adhere to and adapt biosafety protocols issued by the ministries of education and health. In addition, the current epidemiological situation of each municipality or urban area as well as the course of the outbreak in the local population and school community need to be taken into account. A complete understanding of the local and institutional epidemiological situation is crucial to make responsible decisions when reopening or closing schools to protect the health, wellbeing and life of the school community.

The following aspects are essential to consider when making these decisions:

-Transmission and speed rates of SARS-CoV-2 infection in the local population and their impact on the educational environment.-Health care services capacity, especially in Health Promotion Agencies (EPSs in Spanish), to detect and isolate symptomatic and asymptomatic cases; detect outbreaks or clusters of This means that infected children are an important source of infection for their peers, suggesting greater transmission rates in high school compared to elementary school5, as well as in teachers and school administrative staff. A complete understanding of the local and institutional epidemiological situation is crucial to make responsible decisions when reopening or closing schools to protect the health, wellbeing and life of the school community. 3Revista Cuidarte mayo - agosto 2021;12(2): e2244http://dx.doi.org/10.15649/cuidarte.2244COVID-19 cases; identify and trace contacts and implement epidemiological fences to stop disease transmission within the school community.-The degree to which coronavirus infection and disease in students, teachers and other school staff ’s relatives can become a risk factor for children and vice versa.-Considering transmission dynamics of COVID-19, biosafety protocols alone do not ensure risk reduction unless supported by strict compliance, school preparation to ensure safe environments and technical, ongoing and accurate analysis of the pandemic situation in the local territory.-Proper ventilation and air circulation of school areas, especially indoors, is a key factor in reducing virus transmission. Therefore, it is a key issue to consider in school preparation.-The decision to reopen a school should be preceded by joint efforts among students, parents, teachers, school board and healthcare personnel to define the basic guidelines for decision making and management actions on healthcare issues, protection of students, staff and their families, as well as coordination with healthcare agencies and anticipation of potential challenges that may arise from school reopening.-Supported by the healthcare sector, schools need to define the indicators that will help them decide when the school should be closed, either partially or totally, given the existence of cases in one bubble (stable coexistence groups) or several bubbles.-In addition to risk and transmission reduction, aspects such as access to distance learning to all schoolchildren from remote, rural, marginalized, low-income, disabled populations and those having relatives at higher risk for COVID-19 should be considered in school reopenings.-Teaching mechanisms should be in place to overcome any gap that schoolchildren may have fallen into due to difficulties in accessing online learning.-Implementation of health and nutrition assistance for children, in addition to health care services for girls and adolescents to prevent pregnancy, harassment and sexual abuse.Faced with the rapidly changing situation of the pandemic, it is necessary to make decisions on school reopening in the midst of great uncertainty. Although there are many challenges that the education sector needs to overcome, during planning and decision making “the response should serve as a catalyst to improve learning outcomes, increase equitable access to education and strengthen the protection, health and safety of children”1 as stated by UNICEF. Consequently, while the return to in-person education is a priority, especially for basic education, the principle of protection and wellbeing of children and ethical principles should take precedence over any political or economic interest, the exercise of authority or a false sense of security.

Conflict of interest statement:

The authors declare that there is no conflict of interest.
A inesperada chegada da pandemia, enfrentou a todos mudanças drásticas na forma de vida que se desfrutava em épocas de normalidade, obrigando a população a diferentes tipos de confinamento. Estes levaram ao encerramento de quase todos os setores e, consequentemente, à interrupção de muitos serviços essenciais, como as intervenções no sector da educação. Muitas destas intervenções eram dirigidas, além da própria educação, a proporcionar proteção aos alunos, identificar as condições de risco de violência doméstica, maus-tratos e trabalho infantil, fornecer porções alimentares, controlar o cumprimento do plano de vacinação e evitar a deserção escolar, entre outras. Embora os alunos não sejam o grupo mais afetado pela COVID-19, um estudo recente da UNICEF realizado em 87 países revela que, em Novembro de 2020, crianças e adolescentes representaram 11% do total de infeção1, enquanto, na Colômbia, a proporção de casos pediátricos (menores de 18 anos) é estimada entre 7-8% e representam 0.025% do total de mortes2. Embora se tenha relatado que o risco de infecção em escolas é menor do que o do pessoal docente e administrativo em instituições de educação 3, esta discrepância pode ser sobrestimada devido a uma menor probabilidade de detecção, tendo em conta o curso predominantemente assintomático da infecção em crianças. No entanto, COVID-19 pode ser uma doença grave em crianças, contribuindo não só para o número de entradas nas unidades de cuidados intensivos, mas também para o número de casos fatais3. Em termos de transmissão, um estudo conduzido em população infantil evidenciou que a transmissão acontece com maior 2Revista Cuidarte mayo - agosto 2021;12(2): e2244http://dx.doi.org/10.15649/cuidarte.2244frequência no ambiente familiar, relacionadas diretamente com o estádio da doença do caso índice: comparados com casos assintomáticos aqueles em etapa pré-sintomática foram responsáveis pelo dobro de casos secundários (1/3 versus 1/6)4. Isto indica que as crianças infectadas constituem uma fonte importante de contágio para os seus pares, com evidência de maior transmissão no nível secundário comparado com o primário5, como para os membros do pessoal docente e administrativo das suas escolas. Estes últimos, por sua vez, gerariam novos casos de infecção na comunidade estudantil e dada a sua maior movimentação, também na população geral6. A importância que a socialização tem nos processos de ensino-aprendizagem e no desenvolvimento psicológico dos meninos, meninas, adolescentes e jovens é amplamente reconhecida. Além disso, é conhecido o impacto benéfico das atividades educativas na saúde física e mental e em geral, na probabilidade que nossas crianças alcançarem todo o seu potencial e terem uma vida plena. Neste sentido, e adaptando-se à conjuntura, o setor da educação teve que instaurar novas estratégias, passando à modalidade virtual (assistida pelas tecnologias da informação e das comunicações - TICs) e a diferentes modelos de alternância escolar. A alternância é oferecida em diferentes modalidades, como a híbrida, na qual um grupo de estudantes pode receber a aula em forma presencial e os restantes podem fazê-lo de forma virtual e sincronizada, com opções de participação em ambos os espaços. Outra estratégia é o desenvolvimento da classe presencial e de maneira assíncrona o desenvolvimento de atividades virtuais em casa, ou seja, com grupos de estudantes que terão assistência à instituição e trabalho virtual ou apenas assistência à instituição. As instituições que não acolham a alternância continuarão com sua oferta pedagógica na modalidade virtual. Qualquer dos modelos de alternância que as instituições adotem traz consigo a presencialidade e, portanto, a necessidade de realizar ações para a diminuição do risco, a identificação de casos (sintomáticos e assintomáticos) e respectivos contatos, bem como a monitorização e o isolamento, se necessário.Ninguém nega a importância do regresso à escola, mas isso deve ser feito em condições seguras que garantam a proteção da saúde e da vida de alunos, professores, pessoal administrativo e de apoio e das suas famílias. Para alcançar este objetivo, requer-se adesão e adaptação em cada instituição educativa dos protocolos de biossegurança emitidos dos ministérios de educação e saúde. Além disso, é necessário ter em conta a situação epidemiológica atual do município ou área metropolitana e a evolução da epidemia na população local e na comunidade educativa institucional. Este último, o pleno conhecimento da situação epidemiológica local e institucional é crucial para poder decidir responsavelmente quando se abre ou fecha uma instituição educativa, a fim de preservar a saúde, o bem-estar e a vida de seus integrantes. Em particular, no momento das tomadas de decisões, é essencial ter em conta os seguintes aspectos: Isto indica que as crianças infectadas constituem uma fonte importante de contágio para os seus pares, com evidência de maior transmissão no nível secundário comparado com o primário5, como para os membros do pessoal docente e administrativo das suas escolas., o pleno conhecimento da situação epidemiológica local e institucional é crucial para poder decidir responsavelmente quando se abre ou fecha uma instituição educativa, a fim de preservar a saúde, o bem-estar e a vida de seus integrantes. 3Revista Cuidarte mayo - agosto 2021;12(2): e2244http://dx.doi.org/10.15649/cuidarte.2244- A situação da transmissão e a velocidade de contágio do SARS-CoV-2 na localidade e como isso afetará o ambiente educacional- O nível de capacidade dos serviços de saúde e, em especial, das EPS (entidades promotoras de saúde) para detectar e isolar casos sintomáticos e assintomáticos; detectar surtos ou conglomerados de casos; identificar e acompanhar os contatos dos casos e estabelecer barreiras epidemiológicas para impedir a transmissão da doença dentro da instituição de ensino. - Em que medida a infecção e a doença nos familiares dos estudantes, professores e outro pessoal da instituição constituem um fator de risco para as crianças e vice-versa.- Dada a dinâmica da transmissão, os protocolos de biossegurança, por si só, não garantem a redução do risco, se não forem acompanhados do cumprimento estrito dos mesmos, do acondicionamento das instituições educativas para garantir ambientes seguros, e de uma análise técnica, permanente e verdadeira das condições da pandemia na localidade.- Garantir a ventilação adequada e a mudança de ar dos diferentes espaços das instituições educativas, especialmente nas áreas fechadas, é um fator de especial importância para diminuir a transmissão do vírus. Portanto, este aspecto é uma questão chave na adequação das instituições de ensino. - A decisão de abrir uma instituição de educação deve ser precedida de um trabalho conjunto entre os escolares, os pais, os professores, o pessoal dirigente, e o pessoal de saúde, a fim de estabelecer as orientações básicas das decisões e ações, tanto em matéria de saúde como de proteção dos estudantes e do pessoal e suas respectivas famílias, a coordenação com as instituições de saúde e a antecipação da maioria das situações que possam resultar dos processos de abertura. - A instituição educativa deve definir, com o apoio do sector da saúde, os indicadores que lhes permitam decidir em que momento a instituição deve ser encerrada, seja de forma parcial ou total, dada a existência de casos numa bolha (grupos estáveis de convivência) ou em várias bolhas. - Além dos aspectos relacionados com minimizar o risco e diminuir a transmissão, O processo de abertura deve contemplar outros aspectos, tais como: garantir o acesso à educação à distância a todos os alunos das populações distantes ou rurais, marginalizadas, de escassos recursos, com deficiência e cujos familiares pertencem a grupos de alto risco.- Garantir mecanismos pedagógicos que permitam aos alunos, superar a brecha em que podem ter caído, pelas dificuldades de acesso à educação virtual. - Fornecer cuidados de saúde e nutrição às crianças em idade escolar, bem como de cuidados às meninas e adolescentes para a prevenção da gravidez e do assédio sexual.Perante a situação tão variável da pandemia, é necessário tomar as decisões de abertura das instituições, no meio de grande incerteza. São muitos os desafios que o setor da educação tem que enfrentar. Mas na planificação e tomada de decisão, como bem o indica a UNICEF, “a resposta deve servir de catalisador para melhorar os resultados da aprendizagem, tornar mais equitativo o acesso ao ensino e reforçar a proteção, a saúde e a segurança das crianças”1. Embora seja prioritário o regresso à presencialidade, especialmente nos níveis de educação básica, deverão prevalecer o princípio da proteção e do bem-estar das crianças e os princípios éticos, acima de qualquer interesse político ou econômico, do exercício de autoridade ou de uma falsa sensação de segurança.

Conflito de interesses:

Os autores declaram não ter conflito de interesses.