Rev. colomb. enferm; 7 (1), 2012
Publication year: 2012
Introducción:
siendo cada vez mayor la sobrevida de recién nacidos prematuros en Colombia, se necesita implementar unidades de cuidado intensivo neonatal que permitan una atención de calidad en todos los aspectos que atañen a estos pacientes. Generalmente, la atención de los prematuros está enfocada al uso de ventiladores, óxido nítrico y aplicación de surfactante, pero un punto en común para los neonatos que ingresan a una unidad de cuidado intensivo, es que definitivamente necesitan tener un buen acceso venoso y de preferencia, por vía central. Mucho se discute sobre el uso, colocación, tiempo de estancia y complicaciones de catéteres umbilicales o líneas centrales, por lo que la canalización con catéter central de acceso periférico ofrece un método confiable y seguro, siendo un procedimiento que no implica trasladar al paciente al quirófano y que puede realizarlo el personal de enfermería con mucho éxito.Método:
en el estudio se incluyeron 230 neonatos que ingresaron a la unidad de cuidado intensivo neonatal entre septiembre de 2009 y septiembre de 2010; a estos neonatos se les colocó un catéter central de acceso periférico según lo establecido en la Unidad de Cuidado Intensivo, de acuerdo a la patología, peso, edad gestacional del paciente y medicaciones a usar. Se estableció además, sitio de inserción, tiempo de estancia y complicaciones presentadas.Resultados:
los 230 neonatos que ingresaron al estudio corresponden al 8.1% de todos los nacimientos. El 66,5% de los neonatos pesó entre 1501 gr y 2500 gr. En el 32% de los neonatos la vena periférica más utilizada fue la basílica. Solo 12% de los casos presentó algún tipo de complicación mecánica y un 6% de los recién nacidos prematuros se colonizó en la primera semana de vida.Conclusión:
la aplicación del catéter central de acceso periférico mostró ser útil en la Clínica General del Norte. El personal de la Unidad de Cuidado Intensivo evidenció disminución de punciones periféricas, disminución en el tiempo para la consecución de una vía venosa central, que no era necesaria la presencia del cirujano pediatra en la mayoría de los casos, que el número de las complicaciones era bajo y además, que hubo un descenso en las infecciones en los recién nacidos ingresados en la unidad neonatal durante el período de estudio.
Introduction:
the increase in survival of preterm newborn infants in Colombia indicates the need for the implementation of neonatal intensive care units to enable quality care in all aspects pertaining to these patients. Generally, the care of preterm babies focuses on the use of ventilators, nitric oxide, and surfactant application, but what all newborns that enter an intensive care unit have in common is that they definitely need to have good venous access and preferably, through a central venous system. There are numerous discussions on the use, placement, extent of time, and complications of the umbilical catheter or central lines. The peripherally inserted central catheter is a safe and reliable method to have an adequate center vascular access from a peripheral vein, the patient does not need to be move to the operating room and the procedure can be performed by the nursing staff with a great success.Methods:
230 newborns admitted to the neonatal intensive care unit were enrolled in the study, from September 2009 to September 2010. The babies underwent a placement of a peripherally inserted central catheter following the protocol of the intensive care unit, according to pathology, weight, gestational age and medications. The insertion site, length of time, and complications were also established.Results:
the 230 babies enrolled in the study represented 8.1% of all births. 66.5% of babies weighed between 1501 and 2500 gr. In 32% of the newborns the most used peripheral vein was the basilica. Only 12% of cases had some type of mechanical complications and 6% of preterm infants were colonized in the first week of life.Conclusions:
the application of peripherally inserted central catheter showed to be useful at the Clínica General del Norte. The staff of the intensive care unit evidenced minimizing of the peripheral canalizations, a reduction in the time it took to find a central venous line, that in the majority of cases the presence of the pediatric surgeon was not required to achieve a central venous, the number of complications was minimal, and a decline of infections in newborns admitted to the neonatal unit during the study period.